VIOLENCIA PASIVA
Manuel Franquelo Giner. Biolencia Epidé®mica
Twin Gallery, 14 de enero a 13 de
febrero de 2016. Madrid.
Sara Pérez Alcalde
Nos
introducimos en la Twin Gallery de Madrid, repleta de trabajos en dos y tres dimensiones
con tonos sanguíneos que nos recuerdan a una especie de matadero. Se trata de
la primera exposición individual de Manuel Franquelo, un artista con las ideas
muy claras que sabe bien de qué manera ha de plasmarlas. Encontramos en la
contemporaneidad de su obra una fusión entre la teoría del arte, la filosofía y
las nuevas culturas visuales.
A
partir de un bolígrafo bic, Franquelo crea un conjunto de seis dibujos típicos
de una carnicería cotidiana. Con este grupo de dibujos In Vitro se nos muestra la creación de laboratorios de carne, el
error dentro de lo científico y la diseminación del consumismo, como puede
reflejar una bandeja con restos de plástico que ha sido abierto para retirar el
trozo de carne que había en él, dejado tras de sí una muestra de sangre. Él lo
muestra de un modo putrefacto y violento, relacionándolo así con nosotros
mismos y la creación de alimentos a través del sacrificio de ciertos animales,
pretendiendo de este modo hacernos conscientes de los horrores que implica la
matanza, aunque siempre desde un tono algo ironizado. Podemos recurrir aquí al
concepto de alienación empleado por
Hegel ante la negación de una realidad inicial, creada por la deshumanización
del ser humano.
En
el centro de la sala y concediéndoles protagonismo, el artista coloca unas
esculturas en forma de cordero de chocolate colgados del techo, haciéndonos
sentir culpables de sus muertes al estar en la escena del crimen. Ha recurrido a los métodos de sugestión
indirecta, a una forma de persuasión con la que consigue convencernos de sus
argumentos sin necesidad de explicarnos, pues simplemente basta con echarle una
mirada a estas figuras. Con ello une lo consumible a lo horrible. Esto se puede
relacionar con la Teoría del Yo de Sigmund Freud, donde esa parte del principio
del placer que está en contacto con la realidad intenta canalizar su impulso
hacia el “Yo”, controlando las funciones de la memoria y del pensamiento. De
este modo se asimilan los patrones morales que rigen la sociedad, provocando la
culpabilidad. Lo curioso es que relaciona la violencia que conlleva todo esto a
los instintos primarios del ser humano, como si fuese más una necesidad
impulsiva de consumismo. Lo mismo ocurre al contemplar la oveja Dolly,
retratando los errores políticos y científicos que llevan a la catástrofe. Aquí
el animal está mediatizado; cambia su significado. Precisamente, Perdiendo el significado es el título de
otra de las obras, en este caso una gran loncha de bacon creada desde cero a
partir de procesos orgánicos y la fusión de varias capas. Colgada del techo a
modo de bandera, hace referencia a la manufactura del deseo, a la pérdida del
valor inicial por culpa del consumismo.
El
propio nombre de la exposición, Biolencia
Epidé®mica, alude a esa necesidad
de introducirnos en las capas internas para lograr comprender el significado
del conjunto exterior. La sociedad debe tomar partido en este tipo de
situaciones creadas por el artista y su obra bajo una crítica social. Se trata
de una exposición densa, donde toda esa “Biolencia” que muestran sus obras
necesita de una explicación para poder crear un análisis y una crítica global,
jugando al juego de la doble lectura. La forma de presentarlas es de manera
cruda pero real, creando de este modo una reflexión sobre la actualidad a
partir de un arte agresivo. Consigue, en palabras del propio artista, “mirar
literalmente bajo la piel de la sociedad”.
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