TRABAJO OMNIPRESENTE
“Trabajo Absoluto”, Juan Luis
Moraza - Galería Espacio Mínimo
Del 16 de Enero hasta el 5 de
Marzo del 2016
Sara Pérez Alcalde
En la galería
Espacio Mínimo de Madrid podemos contemplar estos días la exposición del
escultor Juan Luis Moraza, profesor de la Universidad de Vigo. En dicha
exposición encontramos algunos de sus trabajos más significativos, pretendiendo
crear un diálogo entre el público y la obra, donde el observador deja la
pasividad de la contemplación a un lado para involucrarse en el espacio
museístico. En Trabajo Absoluto, el nombre de la exposición, Moraza
expresa sus ideas sobre el trabajo en cuatro partes: La fiesta como oficio,
Calendario de fiestas laborales, Erosis y Nofondos.
Muestra con ello el sacrificio y el esfuerzo que conlleva el trabajo para
lograr llegar a la recompensa por parte del trabajador. Pero con la llegada de
la industrialización el concepto de trabajo cambia, ahora se considera un
trámite a través del cual todo se monetiza y se transforma en economía. Se ve aquí esa pérdida de identidad que da
paso a unas nuevas relaciones y funciones entre el sujeto y el trabajo diario.
La obra Calendario
de fiestas laborales se compone de dos piezas: por un lado, un calendario
en el cual se lee “El trabajo es una mera continuación de la política por otros
medios”, y por otro lado una colocación de las 366 hojas que forman dicho
calendario, todas ellas marcando el día 1 de Mayo, el día internacional del
Trabajo. En cada una de ellas hay un mensaje diferente en referencia al trabajo
y el ocio en la sociedad actual. Nos expresa y transmite la idea general de que
somos un medio sometido a la productividad del sistema, mostrando al trabajador
como ese “alguien invisible” que trabaja para satisfacer a otro “alguien”. Esto
se puede relacionar con todo tipo de trabajos, pero en especial con el trabajo
del artista, que necesita llegar a la aceptación social. Él crea su propio
calendario en el cual todos los días son 1 de Mayo, y guarda relación con la
obra de La fiesta como oficio, que rompe con los convencionalismos sobre
el tiempo y lo expresa en la recreación de una zona de obras, con cadenas y
cintas en el techo sobre un reloj de agujas que avanza en sentido contrario,
con la manilla girando hacia la izquierda.
Más curiosa
es la instalación de Erosis y Nofondos, una sala donde
encontramos una serie de tizas gigantes y pizarras con grafismos realizados con
tiza, los cuales representan la acumulación de información y enunciados. Las
pizarras aluden a ese horror vacui característico del Barroco, donde no
se distingue ninguna forma concreta. Las tizas son un material que permite al
artista expresarse, aportando esa libertad creadora útil para el trabajador.
Nos está mostrando a tamaño real un medio con el que los artistas pueden
desenvolverse y crear arte. El material que emplea es el yeso, irónicamente el
mismo con el que los escultores suelen hacer los prototipos para sus obras. Con
esta exposición, Moraza nos traslada la idea de que la productividad degrada el
poder del trabajo y el trabajador, es el “trabajo absoluto” lo que aplicamos a
todos nuestros aspectos cotidianos. Se nos obliga a crear y ser productivos
mientras el tiempo pasa ante nosotros, con unos horarios marcados y es un
tiempo que no regresa y al cual no podemos dar marcha atrás. Hemos aprendido a
aceptar esto y a convivir con ello, pues a pesar de no estar de acuerdo, la
noción de trabajo siempre formará parte de nosotros, siendo al fin y al cabo
algo necesario, pues la felicidad se puede alcanzar a través del esfuerzo y el
trabajo bien hecho.
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