FUCK THE WORLD I AM AN ARTIST
Trabajo absoluto,
Juan Luis Moraza, Galería Espacio Mínimo.
Beatriz Lalanda
La exposición de Juan Luis Moraza
es una oda al trabajo, el artista es un enamorado de su profesión y lo plasma a
lo largo de toda la exposición.
Nada más entrar a la galería lo descubres, te sorprende
impactante con su primera obra Calendario de Fiestas Laborales, en esta
se despliega un calendario de taco por toda la pared, haciendo un gran
contraste con la otra pared que contiene el mismo, manteniendo el formato
original. Este calendario es muy peculiar, todos los días son uno de mayo, día
internacional del trabajador. Lo acompañan 664 aforismos escritos por él, algunos
muy irónicos, lo que consigue sacarte una sonrisa y otros no tanto. Pero lo
verdaderamente curioso de este calendario es que falta un día y justo el día
que falta es el uno de Mayo. Con esta exclusión, lo que da a entender es que
para el artista su trabajo es su gran pasión, por lo que celebra los 365 días del año, trabajando, que es
lo que gusta. Salvo el día del trabajador
que paradójicamente es el único día que no se trabaja.
Realmente no es paradójico pues
es una festividad que conmemora el movimiento obrero, en una népoca en la que
los trabajadores estaban muy explotados y por eso es un día no laboral, porque se
exigía un día de descanso. Pero ahora vivimos en un mundo de trabajadores
absolutos. Todo el ocio, toda la vida personal está marcada por el trabajo.
Baudelaire decía que “La máxima astucia del diablo consiste en convencernos de
que no existe”. Pues en la actualidad el trabajo se ha transformado en ocio,
pero en el caso de Moraza para bien, pues el sentir que el trabajo no es
trabajo sino deseo de expresarse y hacer arte es una estrategia para la
felicidad. Esta muy lejos de ser ese trabajador que no es persona, sino mano de
obra del cual hablaba Marx en su teoría de la alineación.
En la siguiente obra expuesta,
Erosis, es una magnifica representación de las pulsiones de la vida de Freud, las tizas tienen un doble juego, representa el
carácter fálico de las pulsiones sexuales, a la vez que las pulsiones de autoconservación. En los
cuadros se apoya para mostrar la erosión de la vida, desmaterializándola y quedando
en lo que falta. Pero esta obra no solo recuerda a Freud sino que también
recuerda a un campo de batalla como el de la historia, y como la vida pasa a lo
largo del tiempo por un mismo espacio al que llamamos Tierra. Los conceptos,
espacio y tiempo, son homólogos a los que sacamos de la anterior pieza, trabajo
absoluto y realidad. Estos se alinean creando un hilo conductor, pero teniendo Erosis, un tono más depresivo. Los tonos
grises siempre se ha asociado a las desgracias, como el Guernica o la bomba de
Hirosima, será porque en esos casos se ha tratado a las poblaciones igual
forma, sin diferenciar entre civiles ni militares, como en esta obra, que las
representaciones de la vida son iguales, trozos de yeso.
Por último analizamos la
instalación La fiesta como oficio, en
ella volvemos a un tema común en toda la exposición, el tiempo. Solamente la
llegada a la sala te produce un sentimiento inquieto, siendo más oscura y
vibrante que las anteriores accedes a ella como si fueras a encontrar un
tesoro, y lo encuentras. El tesoro más preciado y valorado en la actualidad, el
tiempo, un tic tac similar a los latidos
del corazón, te avisa que la vida es efímera y hay que hacer un
arte de lo que te gusta.
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