jueves, 3 de marzo de 2016

PARANOIA ABSOLUTA

Trabajo Absoluto, Juan Luis Moraza, Galería Espacio Mínimo.
desde el 16 enero hasta el 5 marzo 2016, Madrid.
Sara Franco Vázquez

El término que más destaca es “trabajar”, según Moraza es aquí donde se ofician los deseos, el trabajo constante, dedicación, concentración, dificultad, sacrificio todo esto forma parte de la acción que nos construye y deforma a la vez. La idea de “trabajo absoluto” aplicada a nuestra vida en todos los aspectos (sentimental, descanso, cuerpo, etc.), es realmente un instrumento acumulativo de nuestras experiencias, para cada campo específico existen distintos expertos, academias que ayudan en el aumento de la labor del trabajo. Juan Luis Moraza es doctor en Bellas Artes por la UPV-EHU (1994), miembro fundador del Colectivo CVA (1980-85) es su primera obra individual, ha estudiado la relación del arte con la sociedad  y el diálogo de los museos con el público. Relacionada con otras anteriores como Implejidades (2010) donde se tratan las dificultades de las instituciones culturales y de su implicación en la sociedad, Software (2011) y República (2014). La obra se transforma en un espacio democrático, donde el público interactúa directamente con las instalaciones, una república en la que los observadores se vuelven activos para participar en el espacio expositivo.
La exposición está compuesta por cuatro obras complementarias, “la Fiesta como oficio” (el trabajo se expande espacial, temporal, funcionalmente entre lo que no está prohibido y lo meramente obligatorio), “Calendario de fiestas laborales” (situado en la entrada de la galería, donde los 366 días del año individualmente es un aforismo sobre este trabajo absoluto, cada día se marcan tareas distintas que no excluye el trabajo en los días de fiestas, es constante), “Erosis” (con la materialización de las figuras antropocéntricas en yeso, la definición de lo que no existe es lo que nos define), “Nofondos”(el uso del signo gramatical contrasta con las figuras). Para el artista es gratificante el proceso de creación artística, trabajar con esfuerzo supone un goce que actúa como recompensa de la acción en el trabajo. No solo debe celebrarse el día 1 de Mayo, día festivo de los trabajadores, el resto de días también se tiene oficio, no paramos de trabajar, esto lo repite constantemente en el discurso haciendo ver de forma directa y obligatoria, que debemos realizar un trabajo por construir una narrativa, un discurso personal e interpretativo de la exposición.
El trabajo absoluto es lo que se refiere a la acción constante del ser humano, tenemos un instinto nato de manufacturar, además también crea una distinción entre el trabajo de goce y obligatorio, todo por conformar nuestras experiencias. En la “fiesta como oficio” situado en un lugar estratégico y agobiante, está relacionado con el mensaje, la conciencia de la alerta del tiempo que de forma controladora dejamos que se diluya con el infinito trabajo que la  mayoría de las ocasiones aportan frustración, acostumbrados al trabajo total o absoluto, nos engañamos pensando que no perdemos el tiempo ya que es ocio, y realmente vivimos para trabajar. Esto critica minuciosamente el hecho de que este abuso de condiciones laborales hacen que estemos dominados y en peligro, el tiempo se diluye en el espacio en un estado constante de alerta.

Esto último no podemos obviarlo, en la teoría se trata de crear a través de la narración expositiva, espacios democráticos interactivos donde el público transita entre las obras, formando parte del discurso. Alusiones a la educación y al aprendizaje con las figuras antropométricas y las pizarras como “Ceci n’est pas une republique”, una vez que el material se ha construido, se procede a la deconstrucción del concepto, como un borrón y cuenta nueva. Un estado paranoico mental es el que prima cuando analizamos los conceptualismos que se aprecian en las piezas, además de la ubicación de las instalaciones.

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