jueves, 18 de febrero de 2016

BLOOD ON BLOOD

Manuel Franquelo Giner. Biolencia Hepidermica. Twin Gallery.
Cristina Salcedo Solís

Parece que, de un tiempo a esta parte, la única manera posible y válida para apelar al despertar de la conciencia – o al renegar de la realidad establecida e impuesta- es mediante la creación y difusión del dispositivo de “lo incómodo”. No confundamos esta observación, cuidado, con un posicionamiento en contra. Durante años, estos dispositivos han tenido forma –en su mayoría- de grandes o pequeñas obras artísticas –literarias, plásticas, etc.- que, debido a su carácter atrevido o incluso revolucionario –teniendo en cuenta, por supuesto, las esferas de control/gubernativas de cada época y sus variadas ideologías- pudieron acabar siendo censuradas o incluso incineradas.

Ha llovido mucho desde entonces –o eso creemos- y ahora existe -¿existe?- algo llamado “libertad de expresión” y, por supuesto, de creación. Todos podemos expresar lo que queramos de la manera que creamos conveniente. Nos podemos servir de los conceptos y las formas más bizarras para alimentar nuestras ideas y transmitirlas con menor o mayor acierto. Esta idea ha sido y es, sin duda, la que fundamenta gran parte de las maravillas artísticas contemporáneas. Y las no tan maravillosas.

Si trasladamos el discurso de “Lo incómodo como apelación al inconformismo”                                  -entendiendo “lo incómodo” como la expresión misma de las ideas contestatarias de un sujeto convertidas en forma tangible- al campo de lo que llamamos arte contemporáneo, llegamos al jovencísimo Manuel Franquelo Giner y “Biolencia Hepidermica”,  su primera muestra individual expuesta en la pequeña sala de la Twin Gallery, que ya le había acogido anteriormente con el proyecto IN-SONORA.

Franquelo, que colabora desde el año 2013 con Factum Arte, -y aquí es donde posiciono el argumento de 0,60€ poco original pero necesario-  gustará o producirá un gran rechazo, pero no dejará indiferente. Comencemos, por ejemplo, desde la perspectiva de los pros: en la muestra, asequible por su fluidez y disposición en el espacio, se recogen algunas de las obras más representativas que son la cristalización o puesta en escena del “desencanto de una sociedad” según el propio artista-. Obras directas, sin necesidad real de intermediario, casi escatológicas y, por ello, efectivas a nivel sensorial; existe, no obstante, la perspectiva de los contras: que el show no provoque en el visitante ninguna respuesta emocional ni epifanía práctica. Que no se perciba lo escatológicamente incómodo como una apelación al movilismo sino como una impotencia visual.

“Buscar donde la intranquilidad se origina –dice Franquelo- me instiga a rastrear una estética cotidiana capaz de subvertir aquellos discursos dominantes que dirigen el reparto de lo sensible”. El artista, que ha bebido sus influencias de teóricos como Hakim Bey –conocido por sus ideas de reactualización de diversas realidades sociales- se encuentra a mitad de camino entre lo deliciosamente incorrecto y lo obsceno sin motivo. Por ello, sus obras –cuya forma resulta morbosa y excitante pero vacía de contenido- no llegan a calar a un nivel verdaderamente esencial. La experiencia, por tanto, pervive en el campo de lo superficial.

No confundamos, empero, la estética de “lo incómodo” –que es absolutamente necesaria- y lo escatológico con el fracaso. Desde Damien Hirst hasta grandes performers como Gina Pane o Vito Acconci, la demostración de la efectividad de lo desgarradoramente real y perturbador ha sido evidente. No obstante, esta estetización del dolor –ya sea superficial y físico o trascendental e interno-  o, en el caso de Franquelo, del inconformismo, debe marcar. Si no es a corto, al menos a largo plazo. Ahí es donde Franquelo se queda a las puertas.


El recorrido por la delgada línea que separa a lo sublime de lo mediocre, cristaliza en, no una interiorización del “basurero de la cultura” o “la cultura como basurero” –ideas muy presentes en el discurso teórico del artista- sino en la visión de elementos potentes con mensajes insuficientes.

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