ENCARNIZANDO ARTE Y
SOCIEDAD.
Biolencia Hepidérmica,
Manuel Franquelo Giner, Twin Gallery, 14 de Enero-13 de Febrero 2016, Madrid.Tamara Salas Fortes.
Atravesando la puerta de la Twin Gallery, se atraviesa una
realidad, se accede a una sala que provoca una sensación de asombro y
perturbación, la recepción la realizan unos corderos de chocolate colgados del
techo entre otras obras que albergan y presentan una variedad de representación
que incluyen desde fotografías a dibujos realizados con boli. Es difícil
comprender la exposición sino se abre la mente y se vas allá de lo que se
percibe por el ojo a primera vista, es aquí donde pretende ahondar el artista
en un intento de sobrepasar esa primera capa que en la actualidad se ha
convertido en la única dimensión que atrae el interés de la sociedad. Se puede
apreciar la realidad, una realidad manufacturada, descarnada, encarnada y al
mismo tiempo encarnizada. Aunque ciertamente es un tanto complicado llegar a
una comprensión más profunda en cuanto a la exposición, se trata de una crítica
bastante completa por parte del artista en la que condena la situación que rige
la sociedad actual en la que nos movemos con aparente soltura, una sociedad que
no indaga mucho más en conocer si realmente vivimos lo que elegimos o elegimos
cómo vivir sin saber la verdadera situación de la realidad. El nombre la
exposición hace una alusión completamente directa a lo que en ella misma se
expone, denominada Biolencia Hepidérmica, pretender llegar a esas capas más
internas que suponen el verdadero significado de esa superficie que es la que
denomina. Se le intenta dar el lugar a aquello en lo que no se repara sabiendo
que sin ello no existiría lo que domina.
La sensación de hipocondría, de esa preocupación excesiva llegando casi a rozar
la obsesión, una tendencia probablemente a exagerar los sufrimientos que en
ocasiones pueden ser reales o imaginarios es la sensación que se vive cuando te
involucras en la obra del artista y le cedes una cierta atención. La sociedad
conforme en la que vivimos debe en ocasiones ser alterada para poder tener
consciencia de que están ocurriendo cosas de las que no estamos tomando parte. El
artista nos hace convulsionar con obras como “in vitro”, con esa loncha de gran
tamaño realizada en silicona o con esos cadáveres colgados del techo cuya
muerte nos alimenta diariamente, con cuya muerte vivimos y gracias a ella
sobrevivimos, con esa muerte que en ocasiones esconde violencia, una violencia
que la sociedad ejerce y que la sociedad recibe, de la que participamos y de la
que nos lucramos, a la que estamos acostumbrados y que tenemos tan
interiorizada que ya prácticamente ni cuestionamos. En esta exposición que supone la
primera individual del artista Manuel Franquelo Giner, nos da la oportunidad de
no mantenernos al margen, de no ser un espectador pasivo. El artífice de la
exposición usa objetos que se emplean en la sociedad de manera constante,
convirtiéndolos en piezas de arte, habla de lo que es entendido como natural
pues nos alimentamos de animales como el cordero que en la exposición aparecen
colgados del techo y que al mismo tiempo no son reales sino artificiales. Se
trata de una vuelta de tuerca que alude a todo lo que acontece en lo diario de
la vida, es una experiencia visual absoluta que penetra en nuestra retina
creando sensaciones que se salen de lo pre establecido de lo esperado. Cuando
se visita esta galería de arte, el color rojo sinónimo de agresividad domina la
exposición, agresividad que de tanto consumirla forma parte de nosotros, que
asumimos, compartimos y no cuestionamos, Franquelo nos hace pensar, reflexionar
y dudar, Franquelo nos muestra una crítica social que no podemos obviar más.
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