jueves, 11 de febrero de 2016

DÉJAME QUE TE CUENTE…

11 de noviembre de 2015 a 21 de marzo de 2016: Hito Steyerl

Duty-Free Art, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Carlos Pérez Pestana




Si atendemos a la división que hace Umberto Eco de artistas e intelectuales entre apocalípticos e integrados y teniendo en cuenta los medios utilizados por Hito Steyerl en el trabajo que presente en esta exposición y que, podríamos situarla entre los integrados… Pero, no tanto. Con una galería de sketches como si fueran reportajes para una inocente o inocua serie del National Geografic, la autora nos muestra, con apariencia de ingenua inocencia, una amplia colección de esas burradas a las que nuestras conciencias se han ido acostumbrando a fuerza de contemplarlas a diario, comodamente recostados en nuestro sofá favorito, en la pantalla del televisor del saloncito de casa (Eso sí, frente a algunos de los temas expuestos y para más cómoda degustación, se han colocado unos montones de mullidos cojines).

Hito Steyerl utiliza todos esos cachivaches que, a lo largo de los últimos decenios, han pasado a formar parte de nuestras vidas, ocupándolas y haciéndose de tal forma imprescindibles que, cuando alguno de ellos nos falta su desaparición nos desorienta y acongoja pues una buena parte de nuestra relación con el exterior se realiza a su través y, al mismo tiempo, hacen que, a nuestros ojos, todos esos dramas que en tiempo real –o casi- se suceden en una u otra parte del mundo lleguen a nosotros al tiempo que , acostumbrándonos a ellos, los banalizamos y tantas veces como si perteneciesen a fragmentos de una película que alguna vez vimos en algún cine.

En la exposición, el teléfono móvil recoge las imágenes de un combate de una forma de exótico boxeo al tiempo que al fondo del recinto que acoge tal pelea una enorme pantalla nos muestra una competición de surf sobre olas gigantes en alguna playa de algún remoto e idílico paraje. El aparatito recoge la contradicción entre ambos mensajes –violencia en un entorno cerrado frente a la placidez de inmensas playas- y ello nos parece tan natural como nuestras propias vidas agobiadas por las rutinas cotidianas. Y así, medio tras medio, ejemplo tras ejemplo, Hito Steyerl desgrana en su exposición dramas morales y reales que, a fuerza de verlos continuamente a través de todos esos sistemas que han venido a ser parte de nosotros mismos y sin los cuales nos invade la sensación del mayor vacío. Desde el inicio de la exposición, con el apuñalamiento de una pantalla de televisión, aquélla se desarrolla: el uso del teléfono móvil citado, los vigilantes de un museo que, a través de dos discursos diferentes nos dejan claro que su misión allí es proteger las obras custodiadas, anteponiendo la seguridad de éstas a la vida humana; como Bruce Lee representa su propia muerte, pero que al final del reportaje el espectador no discierne entre una muerte real y otra ficticia; el proceso de la guerrillera pro-kurda que, desde unos planteamientos feministas y pretendiendo evitar el uso de las armas de fuego, acaba siendo asesinada. También muestra la simulada explosión de un avión de transporte de pasajeros o como un video-juego bélico parece transportarnos a un campo de batalla real (pronto serán tan realistas que en fragor del combate, que se dice, veremos destruidos los muebles que aún conservamos de la abuelita).

En fin, la Sra. Steyerl nos enfrenta a nuestra dependencia de unas imágines que pueden tener como origen una realidad cierta o no, pero que en cualquier caso han pasado a formar parte del mundo real en el que transcurren nuestras vidas, eso sí, auténticas, pero que ya pronto seremos incapaces de distinguir y segregar de lo fingido y como tal, irreal en este caso. ¡Por la esquizofrenia al poder!

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