miércoles, 24 de febrero de 2016

¿QUÉ JOLGORIO MUDO ES ESTE?

Juan Muñoz en la Galería Elvira González,
desde el 20 de enero hasta el 30 Marzo 2016, Madrid.
Sara Franco Vázquez

El prestigio en aumento del artista Juan Muñoz desde su muerte hasta hoy es descomunal sus conjuntos escultóricos están cubiertas por una membrana impermeabilizada escurriendo críticas negativas, aludiendo más a su trayectoria histórica de madurez artística que a su obra, ésta continúa viva, realmente si estuviera vivo no tendría la misma repercusión, es la magia de la atracción de lo infecto o escabroso lo que rezuma de las piezas artísticas. Juan Muñoz (1953-2001) tenía formación en arquitectura, grabado y escultura, destacando en esta última, con sus viajes a EEUU donde expone sus obras conocerá a personas influyentes en su vida profesional y personal como Richard Serra, Robert Smithson, Giorgio de Chirico, entre otros. Se consolida como uno de los artistas emergentes más importantes de la escultura europea.
En este espacio expositivo han creado una narrativa visual tanto por parte del público con las obras, como entre los distintos conjuntos escultóricos, uno de soledad e incertidumbre a pesar de estar ocupado con figuras en actitudes jocosas que parecen captar un momento concreto de las relaciones humanas, que se desvanece en la insonoridad de su materia, cada persona establece una muda relación con las figuras, no saber con exactitud el efímero momento que prosigue tal encuentro que nunca sucede. Sólo la inmovilidad de las emociones y reflejos de miradas, en ese estado anímico de la pseudofelicidad.
La exposición se compone de una selección de esculturas, pinturas y grabados que muestran su mundo, desde los principios de los 90 hasta el al 2001 aproximadamente, un año antes de su fallecimiento. Su obra según la crítica oscila entre la escultura clásica y la de vanguardia, además, construye una narrativa en sus piezas con la interacción de los distintos espacios. El conjunto de esculturas por lo general es en resina de poliéster y bronce.
Que el artista cree un jolgorio el cual suele estar identificado con la calidez y acercamiento de las relaciones humanas, a su vez es frío y distante algo identificable aparentemente con su identidad. Recuerda directamente a Harvey Ball (tanto Muñoz como Ball fallecieron en el mismo año) con su diseño “Carita Feliz” (1963), representaciones felices y exhaustas en la obra de Muñoz, pero en el fondo refleja y no sólo con el espejo, la frialdad (algo incrementado por la materia utilizada en las obras), de hecho, está colocado de forma estratégica para incluir al público en el lenguaje expositivo, que no analice exclusivamente las figuras sino también a sí mismo entrando en un juego psicológico, como ocurre con Walking with a Glove, 2001. Al retratar la felicidad, en su nivel más paranoico y violento como en la obra Two figures, one laughing at one hanging, 2000. Esto sirve de atracción positiva, incrementando tu felicidad, es una manera de ayudar a la gente que vive en la sombría tristeza como en Obra sin título, 2001, donde dos figuras se miran al espejo. En cierto sentido por imposición, ya que algunas actitudes son forzadas. Con la escultura el autor interpela al espectador enfrentándose a su propia existencia. También se nota cierta desubicación del ser humano y el roce de la inestabilidad mental que te provoca la extrema alegría. Muñoz decía “Una pieza teatral es toda buena obra de arte que se precie por sí misma y adquiera un valor ajeno”, la ilusión y el misterio que encierra la narración es incalculable. En algunas de las esculturas de esta exposición, el artista repite que algunas de las figuras no tengan pies como apoyo, directamente piernas que quedan insertas en el pavimento, aludiendo a la fragilidad de la materia, su disolución en un tiempo efímero donde la felicidad es arrebatada.


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