jueves, 11 de febrero de 2016

Medio/

MNCARS, del 11 Noviembre 2015- 21 Marzo del 2016 en el Edificio Sabatini, Madrid.

Medio/

David Aranda 

Las consecuencias y efectos del capitalismo, la economía, los cánones marcados por la publicidad el periodismo y la propia sociedad tienen un gran protagonismo en la obra audiovisual de la alemana. La artista realiza, a través de su obra, una crítica sobre la imagen convertida en la negación de la experiencia, en una forma de intervenir sobre la realidad convirtiéndose en la realidad misma. Sin embargo, ¿podríamos hablar de un exceso de imágenes, audiovisuales, y equipamiento tecnológico de “alta fidelidad” en la propia exposición? Desde luego, sí y es que Hito a través de este acertado proceso, consigue que los pocos seres “humanos” que visitan la exposición (parece ser que… cuesta mucho subir hasta una tercera planta, aunque de ascensores vaya la cosa) entren en una atmósfera incómoda, siendo este uno de los principales cometidos del conjunto. 
Destacar dentro de este contexto, el collage audiovisual donde Hito aparece en la imagen de la izquierda grabando de espaldas a la Puerta de Brandeburgo mientras que en la imagen de la derecha estamos viendo relatado el desastre que permanece en un terreno hostil tras la batalla. Vemos aquí una crítica con una sencilla y sutil presentación que, al mismo tiempo, da lugar a múltiples lecturas. 
Steyerl juega con un híbrido de recursos en este proyecto: el ensayo, el documental, la conferencia y el pensamiento, algo que, bajo mi punto de vista, es una traducción del interés personal de la artista para que la transmisión y comprensión del mensaje pueda llegar al entendimiento y preferencias cognitivas e informativas de cada uno de los diversos y dispares seres “humanos” (lástima que los animales aun no sean bienvenidos a un centro de arte) que pasen por la exposición. Y me explico, este juego de géneros, donde encontramos la opinión adherida al conjunto de la exposición, recoge lo complejo de los temas tratados y lo expone de forma ingeniosamente esquematizada a los ojos del receptor de ese mensaje. 
Por tanto, y mientras observo una de las “paradas” de la obra me pregunto a mi mismo, ¿y si comparamos este creativo proceso informativo con la basura periodística que hoy en día se nos ofrece a los seres “humanos”? Quizá estamos ante un ingenioso método de conseguir que la gente se cuestione y razone sobre nuestra realidad de hoy. Una manera de enseñar a pensar a la sociedad sobre los actos que nos llevan a ciertas situaciones, en lugar de tragar la papilla rancia y corrompida que se nos ofrece en los telediarios, prensa y radios informativas.
Es la propia artista quien saca a la palestra el debate sobre el museo como campo de batalla, como fábrica y como espacio de vigilancia. Pero, ¿y si proponemos todo lo contrario a un campo de batalla?. Imaginemos un museo donde se gesten los “proyectos” que den vida a nuevas, productivas e igualitarias formas de hacer  y entender y que además salgan del propio marco del museo, que lleguen a todos los entornos y escalas de la sociedad, que se puedan ver, tocar y pensar en los ámbitos más cotidianos de la vida de los ciudadanos. ¿Por qué no las pantallas del metro o de las grandes avenidas de las urbes? Definitivamente mi día empezaría mejor. 

El museo o centro de arte debería ser una especie de laboratorio social ACTIVO donde poner a prueba la influencia de las ideas, proyectos, obras y demencias de los artistas antes de trasladas esas reflexiones a espacios donde se desarrolla la vida cotidiana de la masa. Solo así conseguiríamos contagiar un poco más a la sociedad del espíritu filosófico del que carece. 


(Aipotu)

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