CARCAJADAS
EN LAS FIGURAS
Juan
Muñoz - Galería Elvira González (Madrid)
20 de
Enero - 30 de Marzo del 2016
Sara Pérez
Alcalde
En la galería Elvira González podemos disfrutar de la
obra del escultor madrileño Juan Muñoz (1953-2001), un destacado artista en la
escultura contemporánea donde recalca el empleo de la figura humana. Aquí
encontramos una serie de pinturas y esculturas que datan de la década de los
90, hasta obras del año 2000. Si se tuviese que determinar un periodo, su obra
se enmarcaría como una mezcla entre la vanguardia y la escultura clásica, tanto
en las figuras individuales como en las grupales. El artista consigue
involucrar al espectador en la obra, introduciéndonos en un espacio blanco y
pulcro, donde podemos acercarnos cuanto queramos a las figuras. De este modo
consigue una unión entre la obra, el espacio y el espectador, empleando una
sutil narrativa en sus piezas creadas con bronce y poliéster. Pretende con esta
exposición mostrar la soledad e incomunicación de su propia existencia.
Una de las obras está compuesta por dos figuras de
hombres chinos, de tamaño algo menor del natural y que se ríen mientras se
sitúan ante un espejo. Al pasar por detrás, el espectador puede observarse a él
mismo en el espejo junto a estos personajes, y es de este modo como Juan Muñoz
consigue su propósito: lograr desubicar al ser humano. De hecho, a pesar de que
las figuras expresan carcajadas, no es alegría lo que transmiten, si no más
bien confusión. Todas ellas guardan similitud entre ellas, desde el tamaño
hasta la semejanza de sus ropajes (largas gabardinas), como si fuesen clones.
Es curioso que no todas ellas tienen pies, característica empleada por el
artista en algunas de sus anteriores obras. Parece una felicidad forzada,
exagerada, donde la figuración, lo teatral y lo narrativo juegan un papel de
gran importancia. Algo nos falta después de contemplar estas figuras, y es una
explicación, un por qué de esa aparente felicidad y esos diálogos en silencio.
Juan Muñoz juega con el escenario y el espacio
arquitectónico, como comprobamos en la obra compuesta por dos figuras cuyos
asientos se sostienen en la pared, así como en la figura de terracota que se
asoma a una especie de balcón. Su última obra fue Double Blind, la cual presentó pocos meses antes de fallecer.
Pero no todo son esculturas; el artista nos muestra su
faceta como grabador, en cuyos trabajos plasma espacios con mobiliario y demás
objetos domésticos que forman posiciones improbables, dando la sensación de
estar introduciéndonos en un sueño. Guardan cierta similitud con las esculturas
a la hora de mostrar esa soledad y esos juegos espaciales en los que también se
encuentran las figuras. Nos encontramos pues ante una mezcla de lo real y lo
irreal, donde el ilusionismo adquiere un sentido propio. El artista
parece querer contar una serie de historias entre estos hombres que se miran,
ríen y conversan, como si la propia exposición fuese una obra de teatro en sí
misma. Pero por otro lado vemos esa melancolía plasmada en sus pinturas, sin
más tonos que el blanco y el negro, donde dentro del conjunto hay un vacío
nuevamente teatral. Nos sitúa en la platea y en el escenario, como una especie
de espectador invitado a la contemplación.
La exposición
logra con estas cinco esculturas, dos pinturas y cuatro grabados, crear un
nivel de calidad con las obras más representativas de Juan Muñoz, en su último
periodo de creatividad y producción. Ha sabido materializar a través del arte
los temas clave que le inquietaban: la soledad, la incomunicación, el espacio y
la identidad humanas.
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