lunes, 15 de febrero de 2016

Carnicería apocalíptica

CARNICERÍA APOCALÍPTICA

Manuel Franquelo Giner, Biolencia Hepidé®mica, Twin Gallery
(14 de enero-13 de febrero de 2016)
Cynthia Donoso Cuenda 


En una pequeña galería de San Bernardo, la Twin Gallery, encontramos un escenario violento y cruel, como si de una carnicería se tratará, donde el rojo es el color predominante provocándonos un perturbador impacto. Tras esta primera impresión, lo que hayamos dentro de la sala nos remite a una sensación de desconcierto y culpabilidad. Encontramos dibujos pintados en boli bic rojo, probetas, fotografías donde el protagonista es un apetecible chuletón, una tabla de cortar y una bandeja de plástico de gran tamaño, una loncha de bacón gigante y en el centro de la sala, unos corderos de gran realismo colgados al techo realizados con un exquisito chocolate. La sala totalmente blanca e impoluta recoge las obras como si de un quirófano se tratase, estamos a puntos de presenciar una operación a corazón abierto sobre nuestro sistema capitalista.

Estamos situados frente a la primera muestra individual del artista Manuel Franquelo Giner, Biolencia Hepidé®mica, cuya finalidad es reflejar la hipocresía del capitalismo, el consumismo y la producción en masa, haciéndonos reflexionar sobre el mundo en el que vivimos y sobre nuestro papel en la sociedad, totalmente carente de función puesto que son las grandes entidades las que ejercen el control sobre nosotros.

El artista transmite este mensaje de manera sublime gracias a las obras, puesto que tienen una fuerte carga política y crítica, que para ser entendidas necesitan de una explicación adecuada ya que no tendrían sentido por sí mismas. A través de ellas, se invita al espectador a iniciar un viaje retrospectivo más allá de la epidermis de nuestra sociedad, jugando con la contraposición de lo apetecible y lo desagradable. Nos presenta un deseoso chuletón y al mismo tiempo nos muestra la crueldad con la que se realiza los procesos de producción en masa; de la misma forma que nos muestra una bandeja de plástico y nos está informando del índice de corrupción en los altos cargos políticos, algo tan común en nuestros días, al igual que al ver unos corderos colgados nos transmite una sensación de desagrado pero al enterarnos que están hechos de chocolate la sensación se vuelve totalmente contraria siendo ahora nuestro principal objetivo comer un pedazo del cordero o una loncha de bacón que nos resulta tan deliciosa pero que si viéramos realmente de lo que está hecho la sensación sería bien diferente. Por lo tanto, estamos viendo como el artista juega con los sentimientos del espectador, creándole sentimientos encontrados y dándonos cuenta así de la capa de hipocresía que envuelve a nuestra sociedad.


El escenario que recrea el artista es una visión totalmente apocalíptica de nuestro tiempo, el fin del mundo está llegando debido a nuestras ansias insaciables de consumir y de poseer, permitimos que nuestro políticos nos engañen con la corrupción en tal de que nuestra forma de vida no cambie, que nos timen con lo que comemos diciéndonos que estamos comiendo una loncha de bacón que en verdad tiene un porcentaje mínimo del producto y permitimos que realicen crueles actos de producción en tal de tener nuestro chuletón puesto en la mesa a la hora de comer. Es decir, permitimos todos esos actos que en un primer momento nos parece totalmente inaceptables en tal de tratar de saciar nuestro infinito inconformismo. Lo más violento, es que no solo te das cuenta de los problemas de la sociedad sino de nuestra propia hipocresía y pasividad mientras criticamos y argumentamos que estos hechos nos parecen despreciables seguimos cayendo día tras día en el consumismo, y es que no hay que olvidar que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra. 

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