Pablo J . Hernández Diego
“In
any culture i am only interested in wathever is unspecific about it”, estas
fueron las primeras palabras que escuché de Hito Steyerl, pertenecen al
principio de un vídeo que presentaba su primera exposición monográfica
“Circulacionismo” en MUAC el año 2014. Creo que esa frase es un buen comienzo
para enfrentarse a la obra de esta artista alemana si no se sabía de ella.
Datos, mapas, coordenadas, puertos, depósitos,
industrias, cárcel, confusión, cultura, basura, rutas, líquido, fluidez y
máquinas que establecen una era “post-humana”, entre otros. Diseccionar el
discurso expositivo de Hito Steyerl es complicado si no se tiene conciencia de
un proceso oscuro, digitalizado e insensible de globalizar la información, lo cual produce una mezcla de
confusión, pasividad y, paradójicamente, desinformación.
El Centro de Arte Reina Sofía ha querido
reunir obras de esta artista siendo la primera vez que se pueden ver en España,
incluyendo una que se ha realizado específicamente para esta exposición: The Tower. Bajo el nombre “Duty-Free
Art”, la muestra crea un ambiente de desconcierto debido a toda la información
reunida a través de los 13 videomontajes, por lo que deglutir la exposición será
complicado, haciendo que uno salga confuso por lo que acaba de ver.
La primera obra, Strike, nos muestra un golpe a la tecnología, una materialización
de las corrientes de información y pensamiento que ahora no son más que códigos
binarios almacenados, viajando de un lado a otro, de máquina a máquina. Guards nos presenta a dos policías con
formación militar aplicando esas técnicas en un museo, lo que nos hace pensar
que el museo actúe como enemigo o que nosotros seamos los enemigos potenciales
del museo, si la relacionamos con Duty-Free
Art nos damos cuenta de que el arte que reside en las zonas portuarias
francas se convierte en un objeto de protección frente a un enemigo, un arte al
que muy pocos pueden acceder y que forma parte de un museo-almacén donde la
obra ha perdido la función que tuviera , convirtiéndolas en meros objetos manufacturados.
Observamos también el museo como lugar de refugio, no solo para el arte, sino
para las personas que escapan a su destino, espacios que por un instante no
tienen un sentido, guaridas para refugiados, escenarios de guerra, almacenes de
historias.
The tower
y Liquidity, Inc nos muestran una
realidad perversa que podemos observar sentados cómodamente en la misma obra. Sin
embargo, esta inmersión que te permite los sillones y cojines se ve perturbada
por la saturación de imágenes que la artista proyecta: la equiparación del
clima con el terror a través de conceptos mercantilistas y meteorológicos, la diversión
del videojuego en una habitación adecuada para ello con la confusión de las
imágenes reales y ficticias que denuncia
los museos ocultos a los que nunca tendremos acceso.
Después
de precipitarnos al vacío en In Free
Fall, salimos de la muestra con la misma sensación: no sabemos donde hemos
aterrizado ni que es esa información reveladora que acabamos de recibir en el viaje. Solo
oímos voces, ruido, explosiones, disparos y música alta, en contraposición a un
espacio donde solo hay silencio, guardias, oscuridad, no hay visitantes, solo
pitidos de máquinas, cables, un laberinto de pasillos interminables donde se
gestan todas las relaciones mundiales mercantiles e informativas, un lugar que
no podemos palpar, ver o sentir. Se trata de un entramado de ideas complicadas
de relacionar, una panoplia tecnológica. Por esta misma razón expliqué al
principio que es muy complicado diseccionar la obra de Hito Steyerl si no te
tiene conciencia de una serie de factores y, aún teniéndola, uno no sabe si ha
conseguido entender su mensaje completo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario