jueves, 18 de febrero de 2016



CHOCOLATEAR EL ID Y DOCILIZAR EL SUPEREGO.

Manuel Franquelo Giner. Biolencia Hepérmica. Twin Gallery. Exposición abierta del 14 de enero a 13 de febrero de 2016. Calle San Hermenegildo 28, 28015, Madrid.

MOGARRA CERVERA, Juan Antonio.

La muestra de Franquelo se caracteriza por el simulacro de realidad y por el simulacro fallido que precede la catástrofe en los procesos manufacturación de los consumibles (el pensamiento entre ellos). Incardinado dentro de los artistas de la criticalidad, en este caso se centra en los procesos de producción de significados y los agentes implicados. Mostrando cómo el ocultamiento de dichos procesos sirve de póliza frente a los posibles o probables errores y sus consecuencias.

El artista aprovecha la libertad de espacio que le ofrece la galería para poner en evidencia un tema de urgencia y un posible leitmotiv. Se retrata en sus piezas, en un neuroticismo narcisista aliñado con la hipocondría de crear un discurso teórico sustentador, apropiándose de los fetiches chocolateados de la filosofía contemporánea. Busca el equilibrio entre el hermetismo de la exposición y la sobreinterpretación. En este caso cierto grado de paternal acompañamiento a través de las obras no estaría de más, ya que la recursividad de los signos empleados, hacen naufragar las interpretaciones en un solo nivel semiológico, cuando, en realidad es un sistema pierciano de tricotomías interpretativas que van de la ciencia, a la sobreproducción y el control de la mente colectiva.

La hipocondría puede ser la postura pasivo-agresiva de la sociedad hiper-racionalista que se aterra de los productos que ella misma genera para dar satisfacción a sus deseos. El ser humano actual se sirve de la hipertecnicidad y se abyecta de los fines para la que es utilizada. Se nos aleja de los procesos de producción, pero no llegan a suprimirlos totalmente. Los restos de los mismos no hacen preguntarnos con temeridad por el carácter malévolo de lo que consumimos o por lo que somos consumidos. El siguiente paso de esta producción en cadena llevaría de la bio-política foucaultiana de la vigilancia y castigo de los Guards a la manufacturación de pensamiento.
El consumidor se convierte en consumido e, igual que la loncha de Bacon, nos volvemos productos masificados, biológicos pero compuestos de un alto porcentaje de artificialidad instalada en las cadenas de montaje del Ministerio de la Verdad. Para desactivar el comportamiento masa, el arte y la crítica deben sacar al individuo del pensamiento colmena en el que se ve envuelto. Vivimos en una sensación de libertad individual que es rectificada hacia un pensamiento normativizado mediante la persuasión. En esta era de la propaganda (de significados), el uso y abuso de la persuasión es la nota dominante que anunciaban Pratkanis y  Aronson.

En vez de ocultarnos pues, de los productos de nuestros deseos irracionales permitiendo que se aprovechen de los mismos en la venta por piezas de una democracia borreguil, la posición agresiva de esa hipocondría debe mostrar la parte “real” de dicha patología, y fomentar de esta manera una toma de decisiones de orden público que sea tenida en cuenta por los poderes fácticos.

Después de ofrecer una muestra física de sus obsesiones por los procesos de Vio-manufacturación de la mente a través de la explotación de los deseos creados en el laboratorio de las RR.PP. y obsesivamente encofrados con una estructura teórica, el cierre de la visita convierte el simulacro en catástasis. Como decía Duchamp [la atracción ejercida por] “el arte tiene la bonita costumbre de echar a perder todas las teorías artísticas”. El arte también se puede mofar de la teoría, como las cuerdas se quedan sin corderos que sostener, ya que finalmente, el miedo a la disonancia de una herencia de comportamiento establecido y la estetización de lo abyecto acaba por hacernos tragar. La última esperanza queda en la Indigestión II que revele la gran mierda del sistema.

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