jueves, 25 de febrero de 2016

LA DIFICULTAD EN LA COMUNICACIÓN




LA DIFICULTAD EN LA COMUNICACIÓN
Juan Muñoz, galería Elvira González.
Beatriz Lalanda
Desde el  20 de enero hasta el  30 de Marzo se expone en la Galería Elvira González la exposición,  Juan Muñoz. Una exposición dedicada al artista español, enfocada en la muestra de las obras que realizó en su último período de vida. La relevancia de la exposición se debe a que fue uno de los escultores españoles más consagrados internacionalmente y menos expuesto a nivel nacional. Por lo que algunas de las obras expuestas  se muestran por primera vez al público español.
La exposición la forman obras escultóricas, hechas con resina de poliéster y bronce, pinturas y grabados. Las figuras escultóricas son las obras que más llaman la atención de la exposición, su materialidad y monocroma es inquietante, pero la expresividad de los hombres esculpidos aún más. Sonrisas perturbadoras, facciones exóticas y el tamaño de las obras caracterizan a estas figuras.
En la exposición se encuentra la última obra que el artista madrileño creó, se trata de un conjunto escultórico que representa a un hombre que rodea con sus bazos por la espalda a otro, mientras  se miran al espejo con una amplia sonrisa. El introducir el espejo en la obra es algo común en el artista, lo que produce una mayor expresividad en  la pieza. El verla reflejada en el espejo trasmite en ella  una visión edulcorada, la cual no tienes cuando la ves de espaldas. Pero además el espejo juega otra función, hace al espectador formar parte de la obra de arte, pues es difícil verla en su plenitud sin reflejarse en la obra, siendo durante unos segundos efímeros parte de ella.
Por otra parte también está expuesta la pieza   One lauthing at the other, donde se ve a dos hombres sentados en unas sillas sin reposadero, el primero está riéndose a carcajadas, mientras observa las pequeñas figuritas que le recorren el brazo desde el hombro. A su derecha le observa otro también muy sonriente. Pues bien, esta obra es clave, porque representa una metáfora de la incomodidad que produce ver la exposición. El hombre centrado en sus figuritas me recuerda a la institución de la galería, un lugar relevante y consagrado en el mundo del arte, que goza de felicidad por su éxito. La figura de la derecha sería el visitante, quien con una sonrisa falsa hace que mira con admiración la exposición.
Estas obras escultóricas son el grueso de la exposición, pero aun así, la muestra enseña una faceta no tan sobresaliente del escultor, como pintor y grabador. Estas obras poco habituales en la producción del artista acompañan y rodean a las esculturas dándoles un espacio.
 En los grabados se muestran escaleras imposibles, que se basan en modelos esculpidos por él, al estar acompañado a las figuras esculpidas puede ser ese lugar de transición que lleva al hogar utópico donde se refugian sus figuras. Las pinturas también  representan espacios, casas vacías donde podrían habitar estas figuritas, pues también se ven deshabitados, esperando a que se llenen con las esculturas  cuando caiga la noche. Estas pinturas están cargadas de un aire infantil, recuerdan a ilustraciones de cuentos, en las que todo puede pasar, como que  los objetos cobren vida.
En conclusión es una exposición tan popular, que da unas altas expectativas que es mejor no tener, pues cuando pisas la galería todas las ilusiones se desmoronan. Expone obras que realmente merecen la pena, pero la disposición de las piezas en el espacio expositivo deja mucho que desear, es hermética, no le saca todo el potencial que tiene. Hay que echar mano de mucha imaginación para conseguir un discurso conector entre las piezas expuestas.

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