miércoles, 17 de febrero de 2016

LA CRUDA REALIDAD.




Manuel Franquelo Giner, Biolencia Hepidé®mica, Twin Gallery. (14 de enero al 13 de febrero de 2016), Calle San Hermenegido 28, Madrid.

Melisa Vargas del Pino

Biolencia Hepidérmica o Carnicería visual, son los términos que se han asociado a esta exposición del joven artista Manuel Franquelo. Ya desde un primer momento, a través del título de la exhibición, podemos observar tanto la intencionada mala ortografía, como el claro contenido de esta muestra tan llamativa. Epidérmica, según el diccionario, es tanto la anatomía relacionada con la capa más superficial de la piel, como aquella persona que no atiende a lo importante y se concentra en la superficie de las cosas. Esta idea de ahondar y dejar de lado lo superficial, está presente en las piezas o en la carne in vitro que se nos presenta, donde el artista combina el dibujo, la pintura, la fotografía y la instalación.

Hipocondría, biopolítica o consumismo, son algunas de las ideas abordadas a través de su obra, mostrando de manera compleja, una realidad insustancial y una sociedad consumista. Sin duda se muestra la cruda materialidad del deseo de poseer lo que no se tiene simplemente por poseer lo que se desea, volviendo a la definición inicial de lo superficial, y relacionándolo con la teoría freudiana de la mercadotecnia de control de la masa, a través de la satisfacción de los deseos irracionales.

Franquelo nos sumerge en la ilusión de estar dentro de un matadero, en el que nosotros somos un trozo más de carne; esto se hace más visible, a través de una serie de corderos de chocolate, que se encuentran suspendidos en el medio de la galería, de aspecto desapacible, pero que a la vez son comestibles. Se juega así con la idea de la manufacturación y mercantilización, presentando al ser humano ya no como una herramienta, sino como una mercancía, como si fuésemos corderos llevados al matadero. Se manufactura hasta nuestro cerebro, llevando a la reproducción masiva de lo biológico, fusionándolo a su vez con lo artificial, esto crea un contraste, pero no deja de ser innegable el hecho de que actualmente, lo artificial ha conquistado lo biológico. 

La violencia e incertidumbre, nos remite a The promise y Sacrifice, donde se muestra la crueldad, la agresión y dureza en estado puro, a través de una bandeja de carne vacía ensangrentada, adquirida en cualquier supermercado -donde se vende a un módico precio- como con la tabla de cortar. Dejando de lado la doble lectura de ambas piezas, subyace el mensaje político que contienen, en concreto The promise, relacionada con los actuales  problemas con Bankia, mostrando así  una etiqueta donde el precio ha sido modificado, equivaliendo a la cantidad real de la deuda pública. 

En cuanto a la loncha de bacón de grandes dimensiones, sostenida horizontalmente como si de una cuerda de tender se tratase, a lo único que me recordó fue a una especie de cortina de baño bastante apetecible, dudando así en utilizarla o cocinarla. La CPU de un ordenador pintado de blanco con un bistec crudo en su interior bajo el nombre de The artificial being is a reality of perfect, no sólo es una cita de Inteligencia Artificial, sino que te incita a reflexionar aun más en la denuncia del artista, que con la mención el ser artificial es una realidad de un simulacro perfecto, resume nuestro concepto de vida como seres convencionales.

Toda esta crudeza cárnica, lonchas, envoltorios y tablas con cuchillazos, me ha envuelto en el pensamiento hipocondríaco de Franquelo, sumergiéndome así en la reflexión sobre el concepto de biopolítica conspiratoria que se plantea a través de esta violencia en un mundo insustancial y acomodado, donde tristemente nos hemos acostumbrado a ser engañados, golpeados y a seguir aguantando.

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