Manuel Franquelo Giner, Biolencia
Hepidé®mica, Twin Gallery. (14 de enero al 13 de febrero de 2016), Calle
San Hermenegido 28, Madrid.
Melisa Vargas del Pino
Biolencia
Hepidérmica o Carnicería visual, son los términos que
se han asociado a esta exposición del joven artista Manuel Franquelo. Ya desde
un primer momento, a través del título de la exhibición, podemos observar tanto la
intencionada mala ortografía, como el claro contenido de esta muestra tan
llamativa. Epidérmica, según el diccionario, es tanto la anatomía relacionada
con la capa más superficial de la piel, como aquella persona que no atiende a
lo importante y se concentra en la superficie de las cosas. Esta idea de
ahondar y dejar de lado lo superficial, está presente en las piezas o en la
carne in vitro que se nos presenta, donde el artista combina el dibujo, la
pintura, la fotografía y la instalación.
Hipocondría, biopolítica o consumismo, son
algunas de las ideas abordadas a través de su obra, mostrando de manera
compleja, una realidad insustancial y una sociedad consumista. Sin duda se
muestra la cruda materialidad del deseo de poseer lo que no se tiene
simplemente por poseer lo que se desea, volviendo a la definición inicial de lo
superficial, y relacionándolo con la teoría freudiana de la mercadotecnia de
control de la masa, a través de la satisfacción de los deseos irracionales.
Franquelo nos sumerge en la ilusión de estar
dentro de un matadero, en el que nosotros somos un trozo más de carne; esto se
hace más visible, a través de una serie de corderos de chocolate, que se
encuentran suspendidos en el medio de la galería, de aspecto desapacible, pero
que a la vez son comestibles. Se juega así con la idea de la manufacturación y
mercantilización, presentando al ser humano ya no como una herramienta, sino
como una mercancía, como si fuésemos corderos llevados al matadero. Se
manufactura hasta nuestro cerebro, llevando a la reproducción masiva de lo
biológico, fusionándolo a su vez con lo artificial, esto crea un contraste,
pero no deja de ser innegable el hecho de que actualmente, lo artificial ha
conquistado lo biológico.
La violencia e incertidumbre, nos remite a The promise y Sacrifice, donde se muestra la crueldad, la agresión y dureza en
estado puro, a través de una bandeja de carne vacía ensangrentada, adquirida en
cualquier supermercado -donde se vende a un módico precio- como con la tabla de
cortar. Dejando de lado la doble lectura de ambas piezas, subyace el mensaje
político que contienen, en concreto The
promise, relacionada con los actuales
problemas con Bankia, mostrando así una etiqueta donde el precio ha sido
modificado, equivaliendo a la cantidad real de la deuda pública.
En cuanto a la loncha de bacón de grandes
dimensiones, sostenida horizontalmente como si de una cuerda de tender se
tratase, a lo único que me recordó fue a una especie de cortina de baño
bastante apetecible, dudando así en utilizarla o cocinarla. La CPU de un
ordenador pintado de blanco con un bistec crudo en su interior bajo el nombre
de The artificial being is a reality of
perfect, no sólo es una cita de Inteligencia Artificial, sino que te incita a reflexionar aun más en la denuncia del
artista, que con la mención el ser artificial es una realidad de un
simulacro perfecto, resume nuestro concepto de vida como seres
convencionales.
Toda esta crudeza cárnica, lonchas, envoltorios y
tablas con cuchillazos, me ha envuelto en el pensamiento hipocondríaco de
Franquelo, sumergiéndome así en la reflexión sobre el concepto de biopolítica
conspiratoria que se plantea a través de esta violencia en un mundo
insustancial y acomodado, donde tristemente nos hemos acostumbrado a ser
engañados, golpeados y a seguir aguantando.
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