DISPARANDO AL MUNDO CON LAS BALAS DEL ARTE Y LA TECNOLOGÍA CRÍTICA
Hito Steyerl, Duty-Free Art, Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía, 11 de noviembre de 2015 – 21 de marzo de 2016, Madrid
Esther Álvarez Herrero
Tras ir atendiendo a los
diferentes ensayos fílmicos, nos damos cuenta de que estamos en un espacio de debate
crítico, más que un espacio expositivo al uso. Mientras vemos sus propuestas
audiovisuales, en las que se nos plantean de manera mordaz, irónica e incluso
sarcástica, rozando lo absurdo, temas muy serios, nos ofrecen asientos, a cada
cual más incómodo y de un diseño, cuanto menos particular, que hacen pensar en
su relación con el audiovisual presentado. En las salas con bancos corridos la
incomodidad se nos muestra a través de pantallas demasiado cercanas que, debido
a la calidad de imagen, roza el mareo que se va acrecentando debido a las más
de tres horas que debes estar en la exposición si quieres verla y sobrevivir de
un tirón. Este se multiplica con los sonidos estridentes y las luces que rodean
el vídeo In Free Fall, en el que
pudiera parecer que quieren recrear el interior del avión que se nos muestra,
con sofás cómodos, pero con unas luces azules de neón que, siendo de las
últimas salas, llegas en un estado entre el cansancio y el mareo, que parece
rematarlo. Más allá de esta incomodidad física, la exposición comienza con una
incomodidad psicológica al presentarnos en Guards,
en tamaño casi natural, a varios guardias que nos alertan de los peligros en
los museos, sin saber si ese peligro lo representamos nosotros mismos. Esto
junto al vídeo inicial de Steyerl en el que golpea con un cincel una pantalla, cuanto
menos inquieta. Después pasamos a Liquidity
Inc. en la que, dentro de un contexto de tatamis de gimnasio y sacos de
arena, podemos recostarnos en un soporte en forma de ola y unos, estos sí,
cómodos cojines donde acomodarnos. Tras esta aparente comodidad física,
comienza la incomodidad del vídeo que se presenta bajo consignas tan efectivas,
dentro de su comparación con el boxeo, como “cuando tienes dinero tienes
control” pero, primero, nos pide que “vaciemos nuestra mente”. Crea su discurso
a través de la comparación de la fluidez del agua con el fluir del dinero,
incluso nos habla del clima mundial en términos de “nubes corporativas” y
movimientos de mercado, anunciando que “El clima es tiempo, el clima es dinero,
el clima es terror”. Después están dos salas que muestran su relación con
Andrea Wolf, como Lovely Andrea
ligado a los problemas éticos que sugiere la auto suspensión uniendo dolor y
placer; y November en la que muestra
cómo Andrea se ha convertido en una “imagen errante”, relacionándola con la
violencia como agente destructor de la sociedad y la generalización del uso de
las armas como detonante. En esta línea está también In the museum a Battelfield en la que defiende la existencia de
relaciones entre el armamento militar y el mercado del arte. En este punto en
el que, todo sincronizado, llevas ya más de dos horas y media de visita,
todavía, queda la mitad de la exposición por ver. Tras el mareo producido por In free fall pasamos a una sala en la
que Steyerl nos enseña maneras de desaparecer parodiando los estándares americanos
utilizados por las fuerzas armadas para las fotografías aéreas. En I Dreamed a Dream aborda el problema de
la producción del arte en masa que proviene de la desespecialización de la
humanidad y esta, a su vez, de la democratización de las armas. Las dos salas
restantes muestran la relación de la política y los modos de narración creados
incluso a través de los videojuegos, con el arte. Así, Duty-Free Art, puede ser entendido a través de las zonas francas donde
hoy en día se almacena una cantidad ingente de arte y, también, en cuanto a la
existencia de un arte que no tiene que hacer nada para existir. A través de
estos ensayos fílmicos se crea un fuerte espacio de debate y concienciación
que, aunque incómodo, es efectivo.
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